30 Avenue Montaigne
Adéntrese en el corazón de 30 Avenue Montaigne, esta “pequeña colmena” donde nació la leyenda de Christian Dior hace 75 años.
El camerino de las modelos estaba cerca de los dos salones de presentación, con los que los conectaba un pequeño vestíbulo. Había sustituido al antiguo comedor del hôtel particulier, y se había incluido un mezzanine para acomodar los alrededor de 180 conjuntos que se iban a presentar.
Las modelos se preparan para el desfile de alta costura Primavera-Verano 1949.
El camerino de las modelos estaba cerca de los dos salones de presentación, con los que los conectaba un pequeño vestíbulo. Había sustituido al antiguo comedor del hôtel particulier, y se había incluido un mezzanine para acomodar los alrededor de 180 conjuntos que se iban a presentar.
Una ayudante de camerino cierra el vestido de Renée Breton antes de salir a la pasarela, 1955.
Ayudantes de camerino ocupadas poniéndole el vestido Bleuette a la modelo Lucile para el desfile de alta costura Primavera-Verano 1947.
Una de las particularidades de la alta costura, cuando surgió en la década de 1860, eran las “chicas” que modelaban los diseños para presentárselos a los clientes. Las predecesoras de las actuales modelos se llamaban sosies o “dobles”, y se elegían para representar diferentes tipos de cuerpos de mujer. La cabine de Christian Dior se componía de 12 modelos elegidas por el modisto, cuyas personalidades se correspondían con la silueta que con ellas iba a cobrar vida. “Cada cabine debe reunir a diferentes tipos de mujeres que, juntas, componen la imagen ideal que nos hemos formado del cliente”, explicaba Christian Dior en sus memorias.
Durante la pose, el periodo de pruebas que tenía lugar durante el mes anterior al desfile, las modelos, ataviadas con vestidos de tubo blancos, acudían constantemente a los talleres para probarse las lonas, y luego los prototipos del tejido elegido.
Las modelos de la cabine Dior, 9 de agosto de 1949.
El día del desfile, en este pequeño espacio se apiñaban “Madame Marguerite, diez ayudantes de camerino, todas las costureras y los sastres, tres peluqueras, mis dos colaboradores más próximos y, naturalmente, las ‘chicas’”, así como la cheffe de cabine, Yvonne de Turckheim, recordaba el modisto. Los prototipos se colgaban en los armarios atribuidos a cada una de las 12 modelos, y algunos llegaban en el último momento. Las referencias y descripciones de los entre 18 y 20 conjuntos que debían lucir se anotaban en una tarjeta para facilitarles la tarea a las ayudantes de camerino, y se incluían los detalles de los accesorios relevantes.
Las modelos se preparan para el desfile, alrededor de 1953.
Las modelos se preparan en el camerino para la presentación de la colección de alta costura Otoño-Invierno 1953.
Las modelos eran las mejores embajadoras de la colección. Con un aire misterioso, “deben conquistar y convencer, presentar e impresionar con la nueva moda”, afirmaba Christian Dior. También eran el centro de atención para los fotógrafos, que tomaban fotos de los diseños para la Maison o para las prestigiosas revistas de moda.
Las modelos posan para la revista LIFE con los vestidos más emblemáticos de la colección de alta costura Primavera-Verano 1957.
Una o dos veces al año, la directora de ventas, Madame Luling, organizaba presentaciones de la colección en todo el mundo. Ocho modelos se dirigían a Japón, Grecia, Inglaterra o Sudáfrica, acompañadas de cuatro ayudantes de camerino.
Pasaporte de la modelo Lucky.
Adéntrese en el corazón de 30 Avenue Montaigne, esta “pequeña colmena” donde nació la leyenda de Christian Dior hace 75 años.